Todo empezó en un intento a la Via dei Ragni en el Cerro Torre (cara oeste). En aquella ocasión, éramos una cordada de dos, ya habíamos intentado el año anterior esta ruta con otro compañero pero no logramos alcanzar la cumbre. Así, decidimos intentar nuevamente: para aproximar, elegimos acceder por el Col Standhardt; camino a Niponino, observando la cara sur, vimos que la línea que accede al col de la Esperanza (Tiempos Perdidos) aparentaba estar formada.
Decidimos cambiar el plan y acceder por ésta. Habíamos salido tarde y llegamos al pie de la vía aproximadamente a las 23:00, pensamos en empezar a escalar en ese momento pero finalmente dormimos hasta las 6:00. Nos levantamos y nos metimos en la pared, pero era justo el peor momento ya que, desde esa hora y hasta el mediodía, es cuando más le da el sol. Escalamos el comienzo y ya empezaba a purgar nieve húmeda con hielo y algunas piedras que pasaban a gran velocidad. Luego de un vuelo de algunos metros, decidimos abandonar un tornillo y bajar de la pared.
Algunos años más tarde, formamos otra cordada y hablamos de ir a la cara oeste del Torre otra vez, así fue que, revisando fotos, decidimos que acceder por esa línea, Tiempos perdidos, podría ser una opción nuevamente. Entonces, el 4 de diciembre 2024, salimos con la intención de intentar el Cerro Torre. Acceder por Niponino nos daba la posibilidad de intentar Tiempos perdidos o también cruzar por el Col Standhardt, si ésta no se veía viable. Observando la parte baja de la vía con binoculares -ya que la parte alta estaba cubierta por nubes-, decidimos intentarlo. Llegamos a la base de la pared, instalada la carpa nos preparamos para dormir. Sabíamos que al día siguiente había que esperar a que dejara de nevar. A las 16:00 se detuvo y a las 18:00 Pedro (Odell), ya estaba escalando el cono del inicio, luego de cruzar una pequeña rimaya llegamos hasta la primera reunión. Ahí entramos en el primer canal, las condiciones del hielo eran aceptables, con purgas de nieve reciente avanzamos con buen ritmo; pasaron algunas horas escalando este primer canal que por secciones estaba algo escaso de hielo, dificultando la protección. La sección de mixto requirió bastante tiempo, escalando de noche, teniendo que proteger con algún clavo, peker o algún tornillo.
Las nubes volvieron a entrar a la pared y escalábamos, mientras pequeños copos caían armoniosamente. Seguimos avanzando por un canal con buen hielo, pero éste nos estaba llevando a un lugar sin salida; en el siguiente largo Tom (Odell) hizo algunos intentos pero no le convencía ir por la derecha, que era la dirección que debíamos tomar, así que regresó hasta la reunión y decidió travesear a la izquierda. Ahí se dio cuenta que estábamos en la línea del serac y que estábamos fuera de la vía, un rapel en diagonal nos permitió llegar al segundo canal que habíamos obviado, del que justamente la entrada no era muy evidente. Una vez allí, ya estábamos fuera de la línea del serac y eso nos dejaba más tranquilos.
Sin embargo, al avanzar por éste, nos dimos cuenta de que todavía faltaban varios largos, empezamos a sentir el cansancio pero sabíamos que rapelar era bastante complicado y que salir hacia el col era la mejor opción. Avanzamos hasta el último crux de la vía que era un largo técnico de mixto, Pedro escaló de primero llevándonos hacia el último tramo más tumbado hasta el col. Nuestro plan era conectar la Via dei Ragni y seguir por ella hasta la cumbre, ya que habíamos subido con todo para dormir. Debido a que nos llevó más tiempo del que pensamos y que la brecha se cortaba, sin reflexionar mucho, empezamos el descenso hacia el oeste, llegamos hasta el Circo de los Altares esa tarde y al día siguiente caminamos hasta El Chaltén, para compartir un asado con los amigos. En total, la vía nos llevó aproximadamente 20 horas de escalada continua, llegando al col de la Esperanza a las 14:00. Nos pareció una ruta desafiante y con un ambiente espectacular. Con buenas condiciones de hielo toma menos tiempo.
por Guillermo Navarros, con Pedro y Tom Odell
guillermoalejandronavarros@gmail.com
