Durante noviembre y principios de diciembre no hubo tantas “brechas” (momentos de buen clima en la montaña), y las que hubo, fueron medio fuleras. 
Con mi poca experiencia en El Chaltén, creo poder decir que la mayoría de los pegues suelen ser espontáneos y flexibles, siempre analizando las condiciones de la montaña y el clima. Además, es importante tener un plan B, C, D, etc., dependiendo de las ganas de escalar de cada cordada.
Pedrito venía agitando para hacerle un pegue a la vía “THAW’S NOT HOULDING WRIGHT”. Así que… con un pronóstico dudoso, decidimos partir hacia la cara oeste de la aguja de la S’, con él y Bere, el domingo 15 de diciembre del 24.
El plan era entrar por Niponino, escalar los primeros 500 metros fáciles de la vía hasta llegar a un vivac. Dormir allí, encarar los largos más duros al día siguiente y terminar volviendo por la cara este bajando por la Laguna Sucia.
Ésta iba a ser mi primera escalada larga en el macizo y me generaba una sensación de euforia en la panza. Venía de unos cuantos intentos sin poder tocar la roca por el clima y tenía muchas ganas de escalar.
Primera vez en Niponino para mí, un lugar increíble, y si bien la aproximación es un poco larga vale totalmente la pena, el paisaje es incomparable.
Según el pronóstico, el día de aproximación iba a estar nublado y un poco ventoso, pero para nuestra suerte fue un día de brecha con todas las letras. Después de ir en ensamble por lo que creíamos que era la ruta (fuimos por otro sistemas de fisuras de mucha calidad!!), llegamos al vivac con la última luz del día. Esperábamos poder encontrar nieve más a mano para derretir, pero después de fijar una cuerda y tirar unos pasitos de bloque, llenamos una mochi de esta mágica sustancia blanca, cocinamos la merecida polenta y a dormir.
Al día siguiente amaneció totalmente despejado, parecía un cuadro: el cielo y las montañas reflejaban un color pastel increíble, los amaneceres son portales.
Los tres coincidíamos en que probablemente había sido una de las noches en la que mejor habíamos descansado jamás, no sabemos si fue por la isoterma elevada o por el cansancio; probablemente las dos.
Empezamos a escalar a las 6:00, me tocó empezar, escalando los primeros tres largos: arranca con una travesía y luego se une a un sistema de fisuras. El tercer largo es más plaquero, con protecciones más pequeñas. Para darle más condimento a la aventura, me veo pisando en adherencia, agarrando una regleta mala y con un empotre que no empotró lo suficiente; me voy. Lejos, el vuelo más grande que tuve con fierros, agradezco con todo mi corazón al .1 que me aguantó. Me remonto, encaro por otro lado y termino mi bloque. 
Sigue Pedrito con sus 3 largos, uno de dedos muy bueno, otro con una especie de chimenea al principio y después una fisura llena de hielo que pasó limpiando y empotrando entre roca y hielo. Su tercer largo fue el único que aflojó en toda la ruta, dejándonos abajo de un offwidth.
Me toca a mí, con el chucho que se le suele tener a fisuras anchas, después de darle batalla, sale. No sabíamos bien por dónde seguía la ruta desde donde armé la reunión. Subí unos 20 metros que después terminé desescalando. Encara Pedrito buscando una pasada por otro lado y le sale, ya estábamos en el acarreo previo al último largo antes de llegar al filo. 
Recargamos agua, pasamos unos cuartos  fáciles y el flautista sigue con el último, después de un muy buen largo, le salimos al filo a las 19:00.
El día fue largo asique decidimos no ir a la cumbre, comimos lo último que nos quedaba y empezamos a bajar.
Los rápeles fueron bien y sin más problemas llegamos a la cueva con la última luz. Activamos frontales y para abajo.
Gracias a los compañeros de cordada y a la montaña por esta aventura inolvidable!!!
por Stefano Gibezzi con Pedro Navarro y Bere Arguello.
@berenicearguello_ @pedronavarroph @stefano_gibezzi
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