“Anda pa’ allá” en la cara oeste de la Guillaumet es una vía relativamente nueva, que fue liberada en 8a, por lo tanto, nunca se me hubiese ocurrido ir a probarla. Pero la motivación de Bauti me convenció y fuimos con el plan de dormir en la base, escalar la vía y volver a dormir a la base. 
El primer día salimos temprano de El Chaltén y nos tomamos con calma la aproximación, había tanto viento que pensamos en dormir en Piedra negra, pero para cuando llegamos, el clima había mejorado y decidimos seguir. Pasamos los slabs por nieve y llegar a la base fue bastante fácil; aplanamos un vivac en la nieve y nos preparamos para dormir. A último momento decidí dejar una campera sintética en la camioneta y con mi bolsa de dormir liviana, pase frío toda la noche, me despertaba a cada rato temblando. 
Día de escalada: sonó el despertador a las 6:30, ya era de día pero hacía mucho frío y nos costó arrancar, sabíamos que los largos duros estaban al principio y que iba a ser difícil hacerlos con tanto frío. Preparamos la mochila y arrancamos: en 20 minutos llegamos a la base del primer largo, ya eran las nueve y media y no corría una gota de viento, el día era perfecto. Bauti empezó, ya que él iba a hacer los largos claves, pasamos el primero rápido y llegamos al primer largo duro, de 7a, que tiene un aleje al final. 
Sin pensarlo mucho, Bauti arrancó y rápidamente lo liberó. Yo seguí, con la mochila pude hacer casi todo el largo, pero al final me agarré de la cuerda para pasar. Seguía el 7b, a simple vista parecía más fácil pero tiene un boulder arriba. Bauti dio una buena pelea y lo logró liberar, yo escalé hasta el boulder y robé el resto. Ahora venía el largo más duro (8a).
Bauti pasó el crux en artificial después de probar el paso un poco, en este directamente no escalé. A partir de ahí, la ruta afloja, empezó a pegar el sol y escalar era puro disfrute, Bauti hizo un largo más de mucha calidad y después seguí yo: los primeros largos que hice tienen mucha calidad, logré encadenar un 6c+ que es lo más duro que hice en la montaña. Después de tres largos, empezó el viento y llegué a un diedro con hielo; no fue difícil pero me tomó tiempo y ya hacía frío. Luego del diedro, la vía se vuelve mucho más fácil, hicimos lo que quedaba en simultáneo y para cuando llegamos a la cumbre el viento ya era bastante fuerte, estuvimos menos de cinco minutos y arrancamos a bajar. Terminamos los rápeles de noche y volvimos a dormir en la base como lo habíamos planeado.
Crónica por Tom Odell, con Bauti Gregorini
@tomasodell3
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